En un bondi color humo, que al trocén se dirigía, presencié una fulería que resultó una función. Vi como un pobre chabón palpándose la sotana, le batió a un punga la cana, y éste, al verse acorralado, buscaba desesperado aligerarse del paco, fruto digno del atraco que le fuera deschavado.
A pesar que el gratarola le dio a la declamación, no lo convenció al botón, que se mostró intransigente. En medio de tanta gente y ya frente a un oficial, teniendo corrido el dial se le acabó el reportaje, y al revisarlo de ultraje, en una forma fulera, lo portaron en galera y el bondi... siguió su viaje.