Y como le iba contando: no cualquiera sabe, amigo, decirle lo que es un tango. Hay que escucharlo viviendo, escondido entre las sombras, así... ¡como vivo yo!... Lejos de mi Buenos Aires, solo... a veces ni fumando, con el triste pensamiento de sentirme perseguido por esa estrella tan mala que siempre me castigó.
Sin escuchar ni el rezongo de esa pobre mujer buena, de esa santa que es mi madre, y que se quedó llorando la noche que la dejé, y que hoy, cuando pienso en ella, más honda se hace mi pena... ¿Y sabe por qué, mi amigo? ¡Porque hay algo que me dice, que no vive... ¡que se fue!...
Y como le iba contando, no cualquiera sabe, amigo, decirle lo que es un tango. Sólo lo siente aquel hombre que está viviendo apenado, como estoy viviendo yo por estos pagos extraños, donde me encuentro pensando en esta vida que llevo, de amargura y penitencia y de puro sobresalto, ¡que el diablo me regaló!...
Y como le iba contando, ¡sólo así se siente un tango!